Necesitaba una conejera para un conejito que habían regalado a su hija.
Tenía una caja de embalaje a la cual le abrí unas ventanas para que el conejito pudiera ver el exterior, y en la tapa le hice un corazón. Le puse tela de gallinero y adorné.
El nombre está escrito en la tapa aunque no se aprecia.